Aitor
Huérfano y abandonado junto con su hermano
Aitor, el cordero de Burgos
Estos pequeños fueron rescatados cuando su mamá murió al nacer. El pastor no estaba dispuesto a darles el biberón, ya que a el no le compensaba ese trabajo y decidió dejarlos morir. Por suerte, una persona que le escuchó pudo convencerle para que los cediera al Santuario.