Antonio
Antonio, atado a una estaca toda su vida sin cobijo y sin cariño
Antonio fue un burro invisible hasta que una buena persona se topó con el. La persona de la que hablamos se llama Antonia (por eso el burro se llama Antonio) e iba a darle de comer todos y cada uno de los días hasta que finalmente logró convencer a su "dueño" de que se lo cediera. Este burrito pasó 8 largos años atado a la intemperie sin poder guarecerse del frió o de la lluvia. A pesar de la mala vida que ha llevado hasta llegar al Santuario, Antonio es un burro sociable y bonachón. Le encantan las caricias y es muy querido por todas las personas que visitan el Santuario.